El prolapso superficial de la glándula superficial de la membrana nictitante, también llamado ojo de cereza, aparece con mayor frecuencia en razas como Bulldog inglés, Sharpei, Bóxer, Shih Tzu y Pekines, y es menos frecuente en gatos.
Se presenta habitualmente en individuos jóvenes, menores de dos años, pero no se puede descartar su aparición en edades superiores.
Las causas más comunes, son una excesiva laxitud del tejido conectivo que une la glándula, o bien una fisura palpebral (abertura natural que existe entre los párpados) demasiado larga.
Se aprecia una masa redondeada, rosa o rojiza en el canto medial del ojo, con epifora (lagrimeo) continua, conjuntiva enrojecida, debido a la exposición prolongada y al roce de la conjuntiva que cubre la glándula con las pestañas del parpado superior.
El tratamiento consiste en la reposición quirúrgica mediante la técnica del bolsillo conjuntival, que consiste en realizar dos incisiones por delante y por detrás de la glándula, de manera que esta queda enterrada a medida que cerramos la abertura de la conjuntiva.
El perro se llama Yoshi, es un cachorro de bulldog inglés y está perfectamente recuperado de la cirugía.
Vemos en las siguientes imágenes momentos de la cirugía y a Yoshi una vez finalizada la intervención.